POEMA XXIV- VIVIENDO EN TU CORAZÓN. AKASHA VALENTINE. ED. REEDITADA.
Con
la mente ocupada en tus pensamientos y la
cabeza cabizbaja sigues
rememorando mis palabras, ¿verdad? Aquellas
para
las que el tiempo no tiene una época ni un periodo determinado de
duración, pues apremio a la impaciencia de tus labios para que me
digan lo que nunca llegaste a manifestar como una verdad absoluta de
tus emociones. Ansioso se vuelve mi deseo, arrogante la ausencia y
dolorosa la sensación de no tener la calidez de las palmas de tus
manos sobre mis desnudos senos. Aun
sintiendo que la piel se me hiela, mantengo viva la esperanza, y
ardiente al deseo, que mullido sobre un diván antiguo se pregunta a
dónde
fueron esos besos que hasta hace solo unos
meses no cesaban de llenar mi cuerpo y calmar ese estado de ansiedad
que se quedaba tras tus repentinas partidas. Si hubiese sabido en
aquel entonces lo que sé
ahora, tal vez, y sólo digo dicha palabra por miedo a hacerla
cumplir como una sentencia, no me hubiera creído nada de lo que me
decías, porque me repetías tantas veces que me amabas, que a las
oscuras sombras arrojé
a la verdad para rendirme y dejarme llevar por unos momentos en los
que el placer de tu cuerpo me aliviaba más que la sensación de
pensar que tus labios ya tenían otra boca por la que se
desesperaban.
Por
aquel entonces me alimentaba
de sueños hechos migas, y
me dejé
arrastrar por esta insignificante ilusión, creyendo que
este deseo nunca sería
mancillado por las mentiras de tus labios, y
así, sin saberlo, fuimos tejiendo un mundo imperfecto donde
caminábamos sin descanso de un lado para otro con los ojos vendados
sobre delgadas cuerdas flojas que nos hacían tambalear la mitad del
tiempo. Me rendí ante una realidad alimentada por el
engaño,
y aunque yo quise abrir los ojos en tantas ocasiones, nublaba a mi
mente pensando en la imposibilidad de ser feliz si a tu lado yo no
estaba. Para
mí tu amor siempre fue como un rompecabezas donde todas las piezas
me parecían iguales pero ninguna encajaba de la misma manera, y
creyendo que el error estaba en la manera en la que ejecutaba el
juego, dejé
de creer que los corazones son fragmentos perfectos que unen a dos
almas que se aman. Tantas
veces grité
tu nombre a la soledad de la noche que incluso para no sentirme tan
sola ya besaba con fervor y rozando la delgada línea que separa la
cordura de la locura esos marcos vacíos donde antes estuvo tu
congelado rostro en fotografías ahora hechas pedazos en las
papeleras de las calles.
Qué
nos queda ya si todo cuanto queríamos nunca se hará realidad. Y aun
así sigo viviendo con tu recuerdo en mi mente, con ese dolor
permanente que sin llegar a cicatrizar sigue esperando ser sanado por
la misma persona que me infringió el daño. Tú y tus engaños, tus
falsas palabras, fuisteis
los
que siempre nos mantuvieron separados, y aún así quiero volver al
ayer, porque en ese periodo de falsas creaciones eras en parte mío.
Nuestras vidas nunca volverán a ser igual, hemos estado demasiadas
veces en el purgatorio como para
creer que al final alcanzaremos ese anhelado cielo por el que los
vivos sienten verdadera debilidad. Llora pues mi muerte en
el
momento, pues
yo ya no tengo más lágrimas para verter, pues por ti las derramé
todas aquel día, en ese mes, de cuyo año me he deshecho,
y para el que ya no tengo más memoria que la tiene el olvido. Me
hubiera gustado creer que yo era la más importante para ti, pero la
debilidad de tu amor y las heridas de mi alma sólo hicieron añicos
este sueño que nunca podré
olvidar
y al
que jamás
podré volver
a regresar
porque
ya forma parte del ayer.
Akasha Valentine 2014 © http://www.akashavalentine.com
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