sábado, 14 de diciembre de 2013

POEMA VIII- EL INDULTO DE MI ALMA. AKASHA VALENTINE. ED. REEDITADA.

John Everett Millais. Fuente: Wikipedia.

POEMA VIII- EL INDULTO DE MI ALMA. AKASHA VALENTINE. 

Vi a las yemas de tus dedos aferrarse con firmeza a la colorida cortina de color crema. Y arrastrar tras de ti el viento que oculto, detrás de la ventana, esperaba ser presentado como un invitado más con el que poder permanecer cómodamente sentada, aunque estuviera sentenciada a guardar silencio durante toda la velada. Te llamé y exclamé tu nombre una o quizás dos veces más de lo habitual. Y tú te diste la vuelta, pues estabas de espaldas a mí, y me ofreciste el mundo bajo tus brazos con una sonrisa color carmesí, mientras hablabas sin cesar y yo no podía pensar con claridad, pues embrujada me quedé bajo esa perfecta visión que me enmudeció de golpe. En aquella época mi vida era un absoluto caos, y sólo me acerqué hasta ti con la intención de pedirte el indulto de mi alma, la salvación de mi espíritu que, amartillado y desconsolado, sólo deseaba la libertad que bajo mi yugo no podía darle. Pues mis propios sentimientos habían sido encerrados en una caja de cristal con el único fin de protegerlos de todo mal.

Nunca me paré a pensar en ti, quien a menudo perdías la noción del tiempo viendo sin ver nada los claros azules del cielo, con las pupilas fijas en el horizonte y la mirada perdida en el intenso vacío que existía entre el espacio y tu cuerpo. Por aquel entonces recuerdo querer asomarme al borde de tus ojos para poder ver con más detalle el interior de tu persona. Pero lamentablemente me daba miedo lo que pudiera hallar en lo más profundo de tu ser. Y sin embargo la necesidad de profundizar en ti me invitaba a ello, para poder encontrar en tu interior un recuerdo de mi persona que sólo tu valorases por encima de todo lo demás. Quería, o mejor dicho deseaba, que este dolor que padecía terminase de una vez por todas, para poder ser libre y volar lejos de esta prisión a la que el mundo llama existencia. Anhelé cada momento de mi realidad tener unas alas con las que poder emprender el vuelo cuando me diera la gana, para así poder sentir el aire a través de mis plumas como si de caricias humanas se tratara.

Pero lamentablemente tú nunca creíste en mis sueños, y como si de una figura inútil me tratase, me retuviste en contra de mi voluntad impidiéndome llegar tan lejos como quisiera, encadenándome a un amor que hace mucho tiempo que ya no me corresponde. Y por más que te suplico que me liberes de esta prisión que tus propias manos han fabricado te niegas a concederme ese perdón que tan necesario es para mi existencia. Como dos extraños nos miramos cuando juntos estamos. Ninguno dice nada, y a su vez queremos hablar de todo cuanto nos sucede. Me ahogan estas incómodas sensaciones que han comenzado a nacer en el interior de mi pecho. Tal vez sea el momento de decir adiós, quizás sea lo mejor para ambos. Te prometo que lloraré el pasado uno o tal vez dos días seguidos, pero ni uno solo más. Es hora de concederle el indulto a mi alma y dejar atrás todo cuanto pudo haber sido y quedó emborronado por unas amargas lágrimas saladas de las que tú nunca quisiste hacerte cargo. 

Akasha Valentine 2013 © http://www.akashavalentine.com


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