miércoles, 22 de enero de 2014

POEMA XVI- MURIENDO POR AMOR. AKASHA VALENTINE. ED. REEDITADA.


POEMA XVI- MURIENDO POR AMOR. AKASHA VALENTINE.

Aunque no lo diga necesito saber que tu cálida mano siempre estará ahí cuando la necesite, que las palabras que ahora no requerimos seguirán estando ahí escondidas en el interior de nuestros labios para cuando necesitemos rescatarnos de nuestras propias necedades. Y aunque el viento meza con fuerza nuestras tristezas y llantos querré saber que tú estarás siempre ahí, en silencio, esperando de forma paciente en lo más profundo de mi corazón sin que nada te importe más que mi propio bienestar. Aunque sé que lo sabes quiero pedírtelo una vez más, necesito mirarte a los ojos para perderme en el color de éstos, para sentirme a salvo de todos mis miedos, para que en la intimidad de la noche sólo pronuncie tu nombre entre jadeos y estés tú ahí para oírlo sin que nadie más sepa que tú eres mi debilidad. Aunque no lo llegue a expresar nunca con mis propias palabras siento que me desmorono hasta caer desfallecido, sin aliento, sobre un tablero de fichas de ajedrez, siendo la pieza clave del juego, un rey sin corona, cuando vivo en el pasado y lo rememoro como si hubiera sucedido ayer. Y es entonces cuando siento con más fuerza a la soledad y sé que me acecha de forma despreocupada y eso me provoca un dolor que me ahoga y me mata y empiezo a ser ligeramente consciente de que estoy muriendo por esta locura de la que sólo tu amor me podría salvar.


Cariño, anhelo ser estrechado por tus enormes brazos en las frías noches de invierno, en las cálidas mañanas que vienen anticipadas al verano; en esos segundos previos a la salida del sol espero poder ser arropado por tus labios, mecido por tus palabras. Y aunque desee encontrar la fuerza necesaria para romper tu magia sé que en el fondo de mi corazón lo único que deseo es poder encontrarme de nuevo muriendo por tu amor. No concibo una vida sin ti, no puedo lograr pintar en mi visión del futuro un espacio en el que tú no formes parte de él, es arriesgado amarte de la forma y la manera en la que lo hago, pero sé que estoy haciendo lo correcto porque cuando estoy sin ti me siento perdido, como un viajero sin su estrella para ser guiado; significas tanto para mi persona que el mundo sólo tiene sentido si tú me ayudas a darle forma con tus manos. Sé que lo que te pido es demasiado, soy plenamente consciente de ello, pero si te quedas conmigo hasta el final de los tiempos haré todo lo posible por hacerte feliz, por alimentar cada día de tu vida de risas y felicidad, por darte lo que yo no tuve, por ofrecerte aquello que otros no pueden darte, por entregarte un sueño que sólo se hará realidad si tú y yo estamos en él. Ha llegado el momento de elegir y yo quiero estar junto a ti. ¿Qué me dices...?

Akasha Valentine 2014 © http://www.akashavalentine.com

NOTA LEGAL: Akasha Valentine 2011- 2014 ©. La autora es propietaria de esta obra y tiene todos los derechos reservados. Si ves algún poema en otra web, foro u otro medio, están cometiendo un delito, salvo que cuenten con el permiso expreso de la autora, y siempre que esté citada la fuente y la autoría.   

lunes, 6 de enero de 2014

POEMA XV- SABOR DE MUJER. AKASHA VALENTINE. ED. REEDITADA.


POEMA XV- SABOR DE MUJER. AKASHA VALENTINE. 

¿Quién soy y a dónde voy? Ojalá sólo fueran las palabras para la letra de una canción. Pero me duele la boca y los labios me queman donde antes estuvieron tus besos, ahora perdidos en el exilio pues nunca fueron del todo míos. Lo que tiempo atrás creí un mal sueño es por desgracia la verdad, y aunque mi único pensamiento es volver a dejar caer mi mirada contra el suelo no puedo hacerlo, pues las huellas que tiempo atrás dejé grabadas en el pavimento han empezado a borrarse lentamente a medida que las primeras gotas de lluvia entremezcladas con mis lágrimas han comenzado a caer sin descanso emborronando mi visión, cubriendo el camino de regreso al pasado. Quizás sólo sea yo quien aún recuerda el pasado como presente en mi vida, anhelando lo que nunca volverá, esperando a que el ayer se convierta en mañana y todo vuelva a empezar como si aquí nunca hubiera pasado nada.

No puedo quitarme ese mal sabor de boca que me dejó tu adiós. Mi cabeza no cesa de dar vueltas ante la idea de creer que aunque nos volvamos a ver tú seguirás caminando sólo y yo no podré coger tu mano aunque quiera darme la vuelta y correr como un loco tras ella. Y mi voz ha comenzado a sonar sin descanso llamándote por tu nombre una y otra vez sin cesar. Y sin darme cuenta los recuerdos que momentos antes creía bien guardados en un rincón de mi mente han regresando con fuerza a mi habitación para comenzar una nueva vida en ella. Mis labios se estremecen con sólo pensar en ti, y mi cuerpo comienza a tener vida propia sin que yo pueda hacer nada por evitarlo, mujer caprichosa. Y aquí estamos de nuevo, sumidos en un circulo vicioso en el que anhelo tu sabor de mujer, en el que muero sin poder morir, ansiando ser amado por la única mujer que no puedo alcanzar.  

Akasha Valentine 2014 © http://www.akashavalentine.com

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viernes, 3 de enero de 2014

POEMA XIV- SIN TI. AKASHA VALENTINE. ED.REEDITADA.


POEMA XIV- SIN TI. AKASHA VALENTINE. 

¡Me han robado! - Exclama la soledad. - Los colores de mi mundo: Añade entre suspiros. Y ahora he de vivir involuntariamente carente de compañía, aquí en tierra de nadie, desterrada y renegada porque nada puedo ofrecer a quien su mano me tiende. Apegada a su tristeza la encontró el color gris y se acercó para hablar con ella, y se sintió extrañamente cómodo ante su presencia. Fue tal la sensación que le produjo que le habló sin presentarse. - Mis manos desnudas ante el mundo están. - Le comunicó sin haberse presentado. - Y se han alzado sin previo aviso a través de mis mejillas esperando encontrar el tacto de las tuyas, anhelando poder volver a tocar la punta de tus dedos. - Le confeso, temiendo ser rechazado por aquella figura solitaria, pero para su sorpresa la soledad no habló, ni se movió, ni tan siquiera desaprobó su gesto, así que callados quedaron, y uno sobre otro durmieron durante algún tiempo juntos. Hasta que las luces de las estrellas comenzaron a caer de forma descuidada sobre su piel desnuda iluminando sin pudor algunas de las heridas de sus cuerpos dañados. La tristeza, que por aquel entonces vivía refugiada en los corazones de quienes de vez en cuando la querían, se cobijó debajo del árbol en el que ellos vivían. Y todos la miraron con sus grandes y oscuros ojos, pero tan pronto se acostumbraron a su presencia ya nadie pudo pedirle que de allí se fuera, y como uno más de la familia, allí se quedaron todos juntos al pie de tu tumba.


Cuán melancólico es el paisaje que te pinto. Pero déjame que te siga contando, que aún tengo para rato. El pesar, que debido a su volumen, no podía ser por más tiempo sostenido por el cielo, se dejó caer entre la tierra y tu sepulcro y como mi desconsuelo era tan grande y mi aflicción tan profunda, no pude hacer nada por mover esa pesada losa que de mi cuerpo aún caliente y con vida te separaba. La luz de la luna, que por aquel entonces vivía oculta bajo un manto de nubes negras, se sentó a mi lado y me arropó, aunque como no tenía dedos tuvo que hacerlo con gotas de lluvia durante todo el día y la noche, a veces de forma torrencial y otras de manera más leve, pero estuvo a mi lado aun cuando nadie quería estarlo, pues creo que en el fondo todos tenían miedo de oír a un pobre loco quejarse de lo dura que es la vida. Volví a casa aquella misma noche, besé tu tumba, pero no llegué a tocar tus mortecinos labios a pesar de que excavé con mis propias manos el manto con el que fuiste cubierta. Me fui a dormir, o al menos lo intenté, pero la fiebre no cesaba y mi cabeza deliraba; entre toses y estornudos pasé la noche, y al tercer amanecer no desperté de mi letargado sueño. Y las huellas que con sumo cuidado dejé atrás las volví a encontrar sin tener que caminar demasiado deprisa y tampoco despacio. Al final del sendero vi tu figura, tu mano tendida, tu cuerpo caliente y cálido volvía a mi vida, y lo que un tiempo fue sin ti se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos, y te tuve de nuevo entre mis brazos para toda la eternidad. 

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jueves, 2 de enero de 2014

POEMA XIII- SIN NECESIDAD DE PALABRAS. AKASHA VALENTINE. ED.REEDITADA.


POEMA XIII- SIN NECESIDAD DE PALABRAS. AKASHA VALENTINE. 

Si te vas ¿qué me queda? Nada. Porque extrañamente mi vida ya no es la misma desde que llegaste a ella. Confieso que tengo miedo, no a vivir, como piensan muchos otros que murmuran en las esquinas de las paredes cuando creen que no les oigo o no les veo. Siento pavor ante la idea de tener que hacerlo sin ti, cada día, cada segundo e instante de mi existencia, pues soy consciente de que el tormento del que tanto reniego se aferrará a mi cuello como la soga de un verdugo a su víctima. Temo al olvido más que a la propia muerte, porque con la primera cesa el afecto, la memoria tiende a olvidar que hay caricias que valen más que mil palabras conjuntadas y todo ello me provoca una desazón amarga en la boca del estómago, pues anuda a mi garganta e impide que hable cuando debo hacerlo.

Imaginar que algún día no podré tenerte hace que el dolor sea una carga insoportable de llevar. Soy consciente de que tu pérdida me enloquecerá y la necesidad de recuperarte se avivará. Y querré morir devorado por las llamas, siendo consumido por el suplicio y el pesar que de otra forma no puedo expresar. Y con este mal sueño te llamo en la oscuridad de la noche cuando el ocaso se ha ido a dormir, una vez para oírte meciéndote entre las sábanas, dos veces para traerte de vuelta, tres para ayudarte a darte cuenta de donde estás y una cuarta para arrebatarte ese beso que aún duerme apoyado en tu boca y que de forma sorpresiva se despierta cuando mi lengua te toca. Tú, qué sin darte cuenta has llegado más lejos que nadie, a lo más profundo de mi corazón, te sorprendes cuando te digo que te quiero tanto, de que seas mi más preciado regalo que sólo brilla ante mis ojos como la joya más valiosa del mundo.

Cariño, ¿cómo no te voy a amar, si cuando estoy a tu lado siento que puedo ser mejor persona? Y aun así tu desconfianza crece. ¿Cómo crees que me siento cuanto oíio que las cosas más simples te angustian? Escúchame amor mío. Quiero que mi voz sea tu consuelo, mi cuerpo tu escudo, mi corazón tu arma, para que nunca sientas la derrota o el miedo. Caminaré a tu lado, sin importar los kilómetros que tenga que recorrer calzado o descalzo; lo haré porque te quiero, y eso es lo único que a mí me importa. Mi luz, mi brillante refugio, déjame quedarme entre tus brazos un poco más de tiempo, las horas aún duermen en sus relojes de cuerda que arropados por las manecillas sueñan con lugares en los que nunca podrán estar. Así que déjame ser la única persona espacial en tu vida, como tú lo eres en la mía, ahora y para siempre, sin límite de tiempo, sin falsas promesas en las que apoyarnos. Porque lo único que quiero es poder estar a tu lado cada día de mi vida.

Akasha Valentine 2014 © http://www.akashavalentine.com

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