Jean-Léon Gérôme.
Fotografía: Wikipedia.
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POEMA VI- SUEÑO DE AMOR. AKASHA VALENTINE.
No,
no quiero sentir el tacto de tu mano sobre mi piel, porque me quema y
me hiere, me duele y no me hace bien, y me provoca un sin fin de
emociones que aniquilan mis frágiles principios que aún sin refinar
ni pulir crecen en mi cabeza de forma inestable sobre unos cimientos
endebles y quebradizos. No me toques, te lo ruego, y apelo a tu
conciencia para que seas consciente de lo que me haces sentir cuando
esos largos dedos unidos a tu mano me apresan y tiran de mí
obligándome a volverme para que te mire sin querer verte. Dudo si
conoces la palabra espacio en tu vocabulario, pero ahora mismo es lo
único que necesito, una distancia lo suficientemente prudente como
para que nuestros cuerpos estén separados pero no distanciados. Para
que si te añoro pueda extender mi mano y tocarte, para apartarte con
el dorso y la palma vuelta y respirar sin sentirme agobiado por tu
persona. Puede que aún no lo sepas pero mi alma se ha derrumbado en
el interior de mi corazón, está hecha pedazos y los fragmentos que
componían los recuerdos de mi vida han empezado a caer sobre mi
helado cuerpo como si se tratase de irregulares copos de nieve que
agitados y temblorosos por ser conscientes de sus diferencias unen
sus minúsculas manos para ser iguales. Quisiera, aunque me tomes por
loco, cerrar en este momento, aquí y ahora, los ojos para siempre,
para poder alcanzar ese sueño profundo del que uno no puede
despertar aunque le levanten repetidas veces los párpados o le
hablen sin cesar. Pues sé que sólo así podré calmar las emociones
que siento y llevarme para siempre conmigo ese amor que es sólo
nuestro.
Me
pregunto en qué estarás pensando en estos momentos ahora que finjo
no mirarte ignorando tu presencia con la mirada perdida en otra
parte. ¿Te vas? Me sorprende que lo hagas, pues tu sombra no desea
irse y tu recuerdo ya vaga por esta estancia sin rumbo fijo, y sin
embargo no puedo ni verlo porque las lágrimas que inundan mis
cuencas no me lo permiten y entre sollozos ruego y exclamo sin saber
si entiendes que lo único que deseo es que te quedes conmigo hasta
que me quede dormido. Soy sólo un niño, o acaso es que ya lo has
olvidado, para mí el amor es algo nuevo, una emoción que no tiene
ni pies ni cabeza, que me desequilibra y me hace caminar sobre la
cuerda floja cuando estoy cerca de ti. Siento de forma constante que
mi cuerpo herido deambula de un lado para otro sin saber muy bien qué
camino debe tomar, pues tú nunca te has querido parar para decirmelo
o guiarme más allá del umbral de la puerta de esta habitación que
nunca queremos abandonar. Es tarde y ya estoy cansando, tal vez sea
hora de dejarlo aquí por el momento, sólo hasta el instante en el
que mi voz recupere el aliento y recuerde la forma en la que debo
pronunciar tu nombre. Así que lo único que me queda por hacer es
situarme debajo de la brillante luz de la luna, esperando con
impaciencia a que tu mano abierta regrese a mi lado un día más para
extenderse en el aire y poder soñar que la sostengo entre mis dedos,
aunque sea consciente de que lo que estoy viviendo es tan sólo una
falsa realidad que tarde o temprano se desmoronará. En este mundo
caprichoso, deshonesto, embaucador y desagradecido continúo con la
firme decisión de no arrepentirme ni por mis actos ni mis acciones
porque sólo a ti te amo, incluso cuando no estoy despierto.
Akasha Valentine 2013 © http://www.akashavalentine.com
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