miércoles, 4 de diciembre de 2013

POEMA V- LAS PALABRAS QUE NO SON NECESARIAS. AKASHA VALENTINE. ED. REEDITADA.


E.B. Leighton. Fotografía: Wikipedia

POEMA V- LAS PALABRAS QUE NO SON NECESARIAS. AKASHA VALENTINE. 

Qué grande resulta la distancia y qué lejana la cercanía aún cuando estamos juntos en la misma estancia, donde tu hombro semidesnudo descansa sobre una pared vacía y fría mientras mantienes la mirada fija en la ventana. Allí donde las gotas de lluvia se pegan al cristal, tú con tu diminuta boca exhalas el mismo aire que la vida te da para sorprenderme actuando de forma infantil dibujando con las puntas de tus dedos imágenes inanimadas que con afán te gustaría poder gestar. Y cuanto más te miro, más me doy cuenta de que eres como un enigma para mí, un rompecabezas sin solución, un puzzle al que le faltan algunas piezas. Mirarte quisiera, día y noche contemplarte, hechizado me tienes y fascinado me quedo, pues sólo tú eres capaz de provocar en mí semejantes emociones sin decir nada, pues no me dejas articular palabra alguna cuando te miro y en mitad del incómodo silencio que hemos creado tus huellas resuenan levemente, trayéndome de vuelta a realidad, cuando tus manos se extienden para tocarme y con tus provocadoras yemas rozas y dibujas sobre mis agrietados labios la forma en la que el tormento de ansiedad se crea por desear y anhelar lo que no puedo tener y esa idea de estar unido de forma eterna atado a tu propia boca me quita el aliento, me consume por dentro, me fatiga y me hiere, me quema y me pudre, y aún así sigo deseando ser ferviente devoto de tu persona aún siendo consciente del lamentable estado en el que me dejas. Me quejo por todo, lo sé, y me siento patético por pensar de la forma en que no debo, es tan sencillo perderse en el dolor y la tragedia que anida en el interior de mi pecho que hasta a un genio le resultaría difícil escapar de mi propia prisión personal. Ven, amada mía, a la hora del crepúsculo, a donde habita el infortunio acogida por la desventura. Se me atraganta la lengua en el interior de mi paladar al pensar que en esta noche seré tuyo durante unas horas nada más. Y tal vez sólo unas minutos antes del amanecer recobre la consciencia para saciar de nuevo está sed que no se calma, esta llama que no se extingue y que se inflama cuando tus senos desnudos son devorados por mi boca y entre gemidos y quejidos te hago mía una vez más. Qué fácil resulta encontrar a tus manos dispuestas a sucumbir a mi merced, pues siempre parecen estar dispuestas a taparme con el velo de la verdad y ocultarme todo cuando no deseo tener delante de mis ojos. Qué altanero resulta el tiempo cuando nos acecha en contra de nuestra voluntad,esperando con impaciencia a que esa humanidad que anida en nuestro interior muera. Y aun así, aun siendo conscientes de que la muerte está más cerca de lo que creemos conversamos de forma pausada, imaginando sueños que nunca llegarán a puerto. Qué agotador resultaría para mi alma descargar todas estas lágrimas que viven aún en mi mientras permito a mi mente juguetear con la idea de encadenarte por toda la eternidad a mi ser con el fin de aplacar el dolor que en mi pecho resurge y que no me deja vivir. Quiero volver a sentir el calor de tu cuerpo, el tacto de tus manos, la fuerza de tus brazos, para que de esta forma pueda enfrentarme a un destino del que no puedo escapar. Qué sencillo resultaría cerrar los ojos y olvidar todo cuanto he ido aprendiendo en esta vida. Qué perecederos resultan los buenos momentos y qué eternos y fastidiosos los malos. Fatigado y cansado me siento pesado ahora que soy consciente de que mi vida sin ti ya no tiene sentido alguno. 

Akasha Valentine 2013 © http://www.akashavalentine.com


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