miércoles, 30 de julio de 2014

POEMA XXI - LAS PALABRAS SOBRANTES. AKASHA VALENTINE. ED. REEDITADA.


POEMA XXI - LAS PALABRAS SOBRANTES. AKASHA VALENTINE. ED. REEDITADA. 

Siempre tuve la sensación de que para llegar hasta tu corazón sólo tenía que echar a un lado las palabras y alcanzar con mi boca tus labios, y así llenar el inmenso vacío que queda cuando el aire ocupa un espacio que no le pertenece. Imperecederamente tuve el presentimiento de que tu cuerpo no era sólo mío sino el de otra mujer más así que, engañada por las dudas y empujada por los celos, seguí tus pasos, y en los callejones oscuros me escondía para ver con mis propios ojos imágenes que nunca me ofreciste, y vi al amor, sí, y al engaño también, pero tú no eras así, nunca lo fuiste y ahora sé que nunca lo serás. Y abracé al ahogo en cafeterías donde sólo unos pocos permanecen despiertos a altas horas de la noche, sumergiendo bolsitas de té en el agua intentando así acallar sus propias penas que no cesan de atormentar sus cabezas. Y al comprender lo que estaba haciendo tensé mis brazos y rompí a llorar sin consuelo alguno, porque el amor que por ti siento debe ser más fuerte que las falsas ideas que mis miedos arrojan sobre mi insegura personalidad. Ahora que ya no te tengo soy más consciente que nunca para decirte que no soporto que la soledad tenga tanta fuerza ni que el destino juegue al azar con nuestros sentimientos.


Así que con mucho cuidado apoyaré mi rostro sobre la mejilla de tu fotografía intentando no dañarte, evitando en todo momento crear falsas esperanzas en mi herido pecho, porque ahora sé que no quiero ver más inviernos en tu corazón ni más lágrimas en el vórtice de tus ojos, y aunque ya sea demasiado tarde para pedirte perdón, al menos quiero poder expresar esas dos palabras que un día debí decirte, aunque ahora me resulten dolorosas y en tu vida sobrantes; deseo hacerte llegar estos términos, evitando en todo momento que los malos recuerdos al final ocupen el espacio de los buenos. Quédate pues tranquilo, hoy ya no te molestaré nunca más, pues soltaré tu gran mano para permitir al viento posarse sobre los poros de tu piel. Y allí donde mi yemas tocaron, ahora ya no habrá nada, y de alguna manera este pensamiento hace que mi vida sea más desdichada, pero siento que me lo gané a pulso, pues nunca debí echarte a un lado dándole la razón a la sospecha, al recelo y la inquietud.



Vete tranquilo, amor, pues yo me quedaré aquí sentada para pintar sobre mi rostro una falsa sonrisa, una inexpresiva mirada que cubierta por una melancólica máscara tiñe a mis ojos de una triste mirada de dolor para que siempre tenga presente que está partida me rompe el alma en dos. Me quedaré aquí muy quieta, porque ahora sé que no puedo pedirle al tiempo que se detenga, ni a Dios que me conceda un par de minutos más, ni al pasado ser mi presente y a mi futuro tener un color tan apagado y deprimente. Puedo decirle a quien a desee escucharme que me siento más desgastada que nunca, las emociones ya comienzan a pesar demasiado, los miedos a ser más aterradores que nunca, y la inquietud se ha vuelto más poderosa. Ha llegado el momento de decirte adiós, vida, adiós, pues la muerte ya me sobrevino y tal vez en ella encuentre la paz que sin ti no puedo tener.  

Akasha Valentine 2014 © http://www.akashavalentine.com

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