miércoles, 18 de diciembre de 2013

POEMA XI- SUICIDIO DE AMOR. AKASHA VALENTINE. ED.REEDITADA.


POEMA XI- SUICIDIO DE AMOR. AKASHA VALENTINE.

No, sé que no te inquietarás cuando los rayos iluminen el negro cielo que encapado se viste para mí del color del luto que tú nunca lucirás por mi persona. Sé que no llorarás ni una sola lágrima por mi moribundo cuerpo cuando yo ya esté muerto, por eso la esfera que se alza sobre nuestras cabezas lo hará por ti, derramará sus lágrimas en forma de gotas de lluvia y así mojarán tus ojos imitando esas secreciones que secas están en los rabillos de tus ojos. Estoy aquí, aunque no quieras verme, al pie de tu ventana esperando a que hagas acto de presencia, pero tu cortina sigue echada, las persianas bajadas, y olvidas que soy esclavo del deseo que me provoca tu piel y mal alimenta a mi alma con migas en lugar de pedazos grandes que calmen el hambre que siente mi cuerpo cuando estoy sin ti. No puedo conciliar el sueño, pues cada vez que me dejo caer sobre mi cama siento que las sábanas que me arropan son en realidad las ramas con espinas que protegen a sus rosas. Pues tu olor, que con dulce apariencia me invita a evocarte en mi memoria, me enloquece cuando muerdo la tela pensando que es tu piel la que saboreo con el paladar de mi lengua. Mujer ¿qué has hecho conmigo? ¿Qué clase de embrujo me tiene atado a ti? De día, cuando aún estoy lúcido por el descanso, camino sin rumbo fijo, con la cabeza llena de pensamientos de todo tipo, buenos y malos, dulces y amargos, reconfortantes y desvastadores, sometiéndome a sus caprichosos deseos e impidiéndome concentrarme en todo cuanto deseo hacer. Te maldigo y a la vez venero, pues no quiero que mires al futuro con esperanza, porque con mi muerte me llevaré tus deseos, tus anhelos, tu forma de ver la vida y de amar sin ser consciente del daño que haces, cuando besas otros labios que no son los míos. La lluvia que tanto te gusta ya no volverá a resultarte nada hermosa, y en cierta medida esa idea me consuela y me reconforta, pues sentirás lo que yo siento, sufro y padezco cada vez que te imagino en brazos de otro hombre que como yo a tus pies se postra y bebe de tu boca el elixir de la vida eterna que juras darnos pero cuya promesa nunca llevas a cabo. Quiero hacerte daño, pero soy consciente de que mis palabras aún no te han herido, que mi pena y mi dolor no te han hecho enloquecer, como tú lo hiciste con mi mente tiempo atrás, cuando creía en la inocencia de tus actos, en la bondad de tus gestos. Llámame traidor si con ello te vas a sentir más satisfecha, pero tan sólo quiero que tu alma quede tan atormentada que como única salida que te quede para seguir adelante es que quieras regresar a mi lado, pero llegado ese fatídico momento te darás cuenta de que ya es demasiado tarde, pues ya no habrá nada que puedas hacer salvo esperar a la muerte de forma impaciente. Amor, mi amada, no te molestes en caminar hacia delante con la esperanza de encontrar una vida mejor, quédate muy quieta y callada en esta habitación llena de recuerdos imborrables y de luto permanente, que te recuerde de forma continuada que un día la risa lleno cada rincón de cada esquina. Como última voluntad quiero que arrojes tu alma a las sombras, castígala hasta quedar fatigada, y cuando sientas que el peso del mundo es demasiado grande para ti únete a mi dolor para toda la eternidad, permitiendo que el mundo siga su curso y dejando que los vivos lloren a los muertos una noche más. Como tiempo atrás tú no lo hiciste por mí, y sobre mi boca ahora descansa el arma que la vida me ha de quitar. 

Akasha Valentine 2013 © http://www.akashavalentine.com

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