ARROGANTE DESTINO
El suave viento mece mis cabellos haciendo desviar mi mirada del camino que tenía pensado seguir. Sin embargo, este simple acto me ha hecho replantearme los míos propios, por lo que me he visto obligada a volver sobre mis pasos hasta regresar a mi viejo dormitorio, donde dejé olvidados mis recuerdos más molestos.
El recuerdo de tu imagen poco a poco se va desvaneciendo en el lienzo en blanco que vive en el interior de mi imagen, los colores que escogí para ese momento concreto ahora no parecen casar con el tiempo y se han ido deteriorando dejando tras de sí pequeñas manchas incoloras imposibles de borrar e irrecuperables a su vez.
Los sonidos que un día emitieron tus labios se han marchado de mi lado volviendo a mis delicados oídos sordos. Así que en cierta medida te culpo por haberme hecho tanto daño y a su vez te perdono por haberme hecho darme cuenta de que sin tus hermosas palabras el mundo no merece la pena ser escuchado.
Qué arrogante es el destino que nos unió y que poderosa fue la eternidad que nos separó. Pues sin tu sonrisa jamás podre hallar la belleza que me rodea, no encontraré la calma ni en los días más soleados de primavera y no sabré lo que es la paz interior hasta que no vuelva a encontrarte una vez más en la próxima vida.
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