POEMA XXX- UN MUNDO EN BLANCO Y NEGRO. AKASHA VALENTINE. ED.REEDITADA.
Donde
antes hubo palabras ahora hay silencio, y al olvido arrojé la
calidez de tus manos pegadas a mi cuerpo, y como no podía decirte lo
que de verdad deseaba que oyeras omití contarte que en realidad te
necesitaba entre mis brazos, pues erróneamente creí que podría
explicarte que te perdonaría bien entrada la mañana, pero al ser
consciente de que no podía olvidarte, volví a tu lado en sueños,
con los ojos ahogados por las lágrimas, expresando con cierta
lentitud como sentí la ausencia de tus caricias asfixiando a mis
penas en almohadas ajenas de colchones ocupados por cuerpos que nunca
fueron iguales a ti, y al abrir los ojos y despertar a la realidad,
siempre me invadía la confusa sensación de no saber a dónde debía
mirar para no toparme con la amarga realidad a la que nunca quise
hacer frente. Y al pensar que no podría seguir fingiendo que vivir
sin ti era existir, te evocaba en mi imaginación, donde siempre
aparecías en el mismo lugar donde la noche anterior te deje, y al
creer que podía volver a tenerte junto a mí el corazón se me hacía
trizas con un latido y mil pedazos con mil palpitaciones, pero al
menos te seguía teniendo ahí, refugiado por el amparo de la
oscuridad en la misma esquina de la noche anterior, donde mi
imaginación te olvidó y mis ojos dejaron de fingir que te veían
cuando realidad sé que nunca estuviste ahí para contemplar como
vendía a mi alma a cualquiera que quisiera poseerla.
En
este devastador mundo que he creado al antojo de mi despojada alma
los colores se derraman, al igual que mis lágrimas. Es sólo
entonces cuando la verdad cae, y nada puedo decir o hacer para
evitar que esa imagen borrosa que tengo de ti me odie por rendirme
sin luchar, y aunque intente excusarme soy consciente de que no te
puedo llegar a mentir, así que le ruego al tiempo que sea clemente y
que me lleve de inmediato donde el pasado ya es ayer, para que me
ofrezca por segunda vez la oportunidad de volverte a ver bajo el
amparo de ese viejo árbol de hojas secas donde olvidé decirte que
te quería más que nadie en esta vida, y que sin ti no tengo razones
ni motivos para seguir viviendo. No quisiera entristecer a tu alma ni
causarte ningún pesar ahora que has decidido irte al reino de los
muertos; sé que tú estarás bien, aunque yo no pueda decir lo mismo
de mí, pero es igual, sólo quiero saber si de verdad sigues estando
aquí conmigo o sólo eres el anhelo de un sueño del que nunca más
querré volver a despertar. Francamente si es la mentira quien habla
en mi memoria, por mí está bien pues te tengo junto a mí, como te
tuve en el ayer, y nada me podría hacer más feliz.
Akasha Valentine 2015 © http://www.akashavalentine.com
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