POEMA XXVII- AMOR MUERTO. AKASHA VALENTINE. ED. REEDITADA.
No,
no es un sueño, porque si así lo fuera entonces al despertar todo
acabaría, y ya no me quedarían
ni recuerdos ni emociones aún latentes en mi corazón, y olvidaría
casi por completo la forma en la que tus líneas dibujan el contorno
de tu cara, y dejaría de intentar adivinar la hondura de las cuencas
de tus ojos al mirarme en ellos para ver cuán
profundo puedo sumergirme en el iris de tus ojos. Tal y como tú
dices, si hoy acabase todo dejaríamos de darle importancia y valor a
la idea de reírnos juntos, y aunque para algunos este pensamiento
carece de importancia, para mí es la vela que impulsa mi
nave
y
me lleva y
me eleva donde nadie más puede
alcanzarme. Yo no me planteo
las dudas, pues siempre
miro de frente a los miedos, y considero que si las segundas
oportunidades vuelven, ¿por qué
no intentarlo de nuevo nosotros? Y si con una vida no te es
suficiente, te daré otra, y otra más, y tantas como quieras o
necesites, pues al fin y al cabo las estaciones no se detienen y el
invierno anhela al verano pero sabe que no puede amarle porque la
primavera está entre medias de ambos.
Y
si aun así nadie se rinde, ¿por qué
debería hacerlo yo? Al fin y al cabo has sido siempre mi pasado, mi
presente y mi futuro, y ahora todos dicen que no volveré a verte, y
no quiero creer lo que oigo, porque si eso fuese verdad, entonces,
¿qué debo de
hacer con este tonto orgullo que al tiempo dejó
la capacidad de razonar en mi nombre? Vuelve,
no me dejes atrás, pues la nieve aún sigue estando aquí, en la
misma esquina donde la dejamos, ¿lo recuerdas? Y mis dedos tiemblan,
y mi corazón se tambalea, he
bebido demasiado para olvidar esta pesada carga que la pena me obliga
a soportar.
Es
como si de repente nuestro mundo se hubiese puesto del revés. Te
siento cerca, pero si intento tocarte sé que ya estás lejos de mí,
si me niego a cogerte
de la mano
anhelo sentir la calidad de tus brazos en torno a mí, y en mi cabeza
nada tiene sentido, nada
excepto
tú, claro.
Y ahora, dime: ¿qué debo hacer? Pues
tú
eras mi brújula, guía que siempre utilizaba cuando no sabía qué
destino tomar, pues en tu casa o en la mía, en tu cama o en alguna
ajena con la que topásemos, siempre encontrábamos la forma de
darnos una tregua. Ahora que debo despertar a la realidad me pregunto
si no sería mejor idea dejarme seguir aquí soñando, donde el dolor
no me hiere, donde la pena no me agota, donde quiera que mire tú
sigues estando sólo para mí, amándome como en vida lo hacías
antes de que la muerte viniese a por ti.
Akasha Valentine 2015 © http://www.akashavalentine.com
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