SUICIDIO DE AMOR
No te inquietes cuando veas a mi alma tendida a tus pies y a mi cuerpo moribundo yacer en un lecho de rosas rojas sin espinas.
La lluvia ya no volverá a resultarte nada hermosa, y en cierta medida esa idea me consuela y me reconforta.
No mires al futuro con esperanza, porque con mi muerte me he llevado esos sueños que un día quisiste cumplir.
Sé que mis palabras te han herido, que mi pena y mi dolor te han hecho enloquecer
y tan sólo quiero que tu alma quede tan atormentada que a mi lado quieras volver.
No te molestes en caminar hacia delante con la esperanza de encontrar una vida mejor,
quédate muy quieta y callada en esta habitación llena de recuerdos imborrables y de luto permanente.
Arroja tu alma a las sombras, castígala hasta quedar fatigada,
y cuando sientas que el peso del mundo es demasiado grande para ti,
únete a mí dolor para toda la eternidad, permitiendo que el mundo siga su curso,
dejando que los vivos lloren a los muertos una noche más.
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